Quizás estáis atravesando en este momento de vuestra vida por una situación de gran trascendencia, como si la felicidad y el bienestar de vuestra vida estuvieran en juego. Quizás vuestra vida profesional o personal esta un momento en el que parece derrumbarse, a punto de perder la esperanza. Pero si miráis para atrás, os daréis cuenta de la cantidad de veces que habréis pasado por situaciones semejantes, situaciones que parecían trascendentes o insoportables y al final no ha sido para tanto, al final habéis seguido adelante, y no solo eso, si no que probablemente habréis aprendido una lección de lo sucedido que os ha hecho crecer como personas.
Tener esta reflexión en mente ayuda a desdramatizar las cosas que nos suceden. Si a las situaciones que nos desagradan les quitamos dramatismo, sin rechazarlas ni darlas energía dándole vueltas a nuestra situación personal, podremos no malgastar esa energía e invertirla en buscar una solución.
Si nos permitimos experimentar una emoción dejándola fluir, observaremos como cesa, advertiremos su naturaleza impermanente. Esa experiencia empieza a cambiar nuestra vida porque todas las emociones tienen la misma naturaleza, y la siguiente vez que estemos en una situación parecida sabremos que cesa, sabremos que no es para tanto, que se puede soportar.
Al meditar sentimos el cuerpo y la respiración, y eso calma la mente, y nos vuelve al presente dándonos bienestar. La mente calmada trae la experiencia de unidad y va debilitando tu identificación con los procesos mentales, emociones y sensaciones, resultándonos cada vez mas fácil permanecer en el observador inafectado por la experiencia. Esa unidad o plena consciencia se va convirtiendo en nuestro refugio, y como ese estado no depende de las situaciones exteriores, se ira reduciendo progresivamente el miedo al cambio, a la incertidumbre, a las dificultades, aceptando las cosas como son y según vienen. Solo debemos estar atentos y no perdernos en los acontecimientos, ni dejarnos engañar en la apariencia de las cosas, dejando que fluyan sin ser arrastrados por ellos.